Brujas, más allá de los cuentos.

En la Europa Moderna destaca esa institución siniestra conocida como la Inquisición, encargada de la búsqueda, cacería y ejecución de herejes y enemigos de la religión, y de todos estos «rivales» del catolicismo quiero centrarme en las brujas.

A finales de la Edad Media se considero a una bruja como aquella mujer asociada al culto al Diablo, la idolatra de falsos dioses y la herejia. Durante los siglos XV, XVI y XVII, en Europa, los estudiosos del tema en aquel momento calificaron de carecterísticas basicas de una bruja las siguientes:

  1. El vuelo en palos, animales, demonios o con ayuda de ungüentos
  2. Encuentros nocturnos con el Diablo u otras brujas en el aquelarre (lugar donde las brujas celebran sus reuniones y sus rituales)
  3. Hace pactos con el Diablo
  4. Sexo con demonios
  5. La practica de magia negra

La imagen negativa de las brujas comparte algunas características con el antisemitismo, y tiene un fuerte carácter misógino. También hubo casos de hombres, pocos, y es que se consideraba a la mujer más receptiva a la influencia del Demonio, y, por tanto, más proclive a convertirse en bruja.

La caza de brujas se llevó a cabo a comienzos de la Época Moderna sobre todo en Europa Central. Se basaban en la denuncia a presuntos seguidores de la conocida como ciencia de las brujas. En la persecución de que duró unos 300 años (1450 – 1750) se trataba sólo en parte de una acción de la Iglesia contra la herejía.

Recientemente algunas investigaciones han mostrado que a menudo se sospechaba de brujería en mujeres viejas y en las personas socialmente más débiles. A menudo bastaban rumores o denuncias para poner en marcha la persecución, caza y enjuiciamiento, que llevaba a conseguir confesiones falsas a través de la tortura.

¿CÓMO SE JUZGABA LA BRUJERÍA? 

Los procesos en caso de brujería se hacían según el siguiente sistema:

  1. Acusación. Precedida muy a menudo por una fase de rumores que podía durar años. La acusación podía ser debida a una denuncia de otra bruja que ya había sido detenido, posiblemente bajo tortura.
  2.  Detención. Las cárceles, en el sentido moderno, todavía no existían, por lo que se mantenía a los presos en mazmorras o torres. Las llamadas torres de brujas.
  3. InterrogatorioEn esta parte del proceso se solían distingir tres fases: el interrogatorio por las buenas, el interrogatorio con explicación y el interrogatorio doloroso aplicando la tortura. En los casos de procesos por brujería no se respetaba el limite de una hora, ya que se trataba de crimen exceptum (crímenes excepcionales), lo que exigía una dureza mayor. Tampoco se respetaba la regla habitual de que sólo se podía torturar a un preso tres veces y, si hasta ese momento no se había producido una confesión, liberar al preso. 
  4. Pruebas a las brujas. Aunque estaba prohibido su uso muchos tribunales en diversos lugares emplearon este elemento. Las más conocidas son:
  • Prueba del agua, de la que existían dos variantes. Con agua caliente, el acusado debía sacar un objeto del agua hirviendo. Con agua fría, se descendía a la víctima atada a un pozo y si se hundía resultaba inocente.
  • Prueba del fuego, agrupa a diversas pruebas en las que la bruja o brujo tenía que andar sobre o transportar hierro candente o meter la mano en el fuego.
  • Prueba de la aguja, si se encontraba una marca del Demonio, se pinchaba con un hierro. Si la zona sangraba se consideraba buena señal.
  • Prueba de las lagrimas, puesto que se creía que quien ejercía la brujería no podía llorar.
  • Prueba del peso, porque se afirmaba que una bruja o brujo no podía pesar más de 5 kg., ya que tenía que poder flotar y volar.
5. ConfesiónBajo tortura la probabilidad de obtener una confesión se multiplicaba.
6. Interrogatorio para obtener cómplices. Como ya he dicho, las brujas debían encontrarse en aquelarres y por lo tanto una bruja debía conocer a otras. En este interrogatorio se preguntaba a las acusadas por los nombres de otras brujas o brujos, a veces bajo nuevas torturas.
7. Condena.
8. Ajusticiamiento. Al delito de brujería le correspondía la hoguera, en la que eran quemadas vivas. Y, como acto clemencia, se consideraba el cortar la cabeza o ahogar antes, o colgar un saco de polvora al cuello.